La indefinición que CFK mantendrá hasta entrado el mes de junio impulsa todo tipo de interpretaciones y análisis. La crítica de su hijo a Kicillof está relacionada con eso y con la creencia de que el peronismo no está representado en la Provincia. Las dudas sobre Massa y el “movimiento es guita”.
Foto: Telam
La crítica directa y abierta que realizó Máximo Kirchner contra Axel Kicillof no fue solo la exteriorización de una vieja disputa personal y política, que muchos hasta se animan a relacionar con celos no resueltos del hijo de los dos presidentes hacia el predilecto de su madre, sino que también hizo eco de una serie de duras discusiones que se mantienen, por ahora, en el interior de la mesa política de la provincia de Buenos Aires.
Al gobernador lo siguen considerando un “ermitaño” que no quiere relacionarse con el resto de la dirigencia que debe conducir, o al menos, administrar su dinero, como lo es el peronismo kirchnerista de la provincia de Buenos Aires. “Nos sigue hablando como si no entendiéramos nada y que lo nuestro es ganar las elecciones por sólo obra del destino”, le dijo hoy a MDZ alguien que trabaja en andamiaje político del Frente de Todos y que su rol no puede pasar desapercibido para nadie.
Quienes aún no creen que la “intervención” al gobierno provincial realizada en 2021 a través del arribo de Martín Insaurralde a la jefatura de Gabinete de ministros, en reemplazo de Carlos “Carli” Bianco, no hubiera alcanzado para completar la “presencia bonaerense”, tal cual reclamó el sábado Máximo Kirchner, a pesar que se hayan incorporado referentes e intendentes de todas las facciones del Frente de Todos, insisten en que “a pesar de las críticas que le realiza al presidente Alberto Fernández, él trabaja y actúa de la misma forma, rodeándose y aceptando la ayuda de su grupo más cercano, que no son más de cinco”, dijo la misma fuente.
Efectivamente, esto es aceptado en la intimidad de la Casa de Gobierno de la calle 6. Además de Bianco, quien se hizo famoso por ser el chofer del Clío, Kicillof escucha a Yesica Rey, Augusto Costa, Agustina Vila y Carlos Cuatromo más que a otros “experimentados” dirigentes del Frente de Todos. “Decime cuál es la diferencia de lo que hace Alberto con Gabriela Cerruti, Santiago Cafiero, Vilma Ibarra y Pepe Albistur”, se quejan. Se olvidaron de Julio Vitobello.
En las cercanías del presidente, además, ya hay quejas porque el nuevo jefe de Gabinete, Agustín Rossi, solo pudo hablar a solas con Fernández en dos oportunidades, no más, a pesar de estar a solo una puerta de distancia. “Empieza a sufrir lo mismo que Juan Manzur”, escucharon.
Mientras se debate sobre el futuro de Cristina Fernández de Kirchner, todos los sondeos de opinión dicen dos cosas. Que el único dirigente que retiene los votos de la vicepresidenta es el gobernador, y que este es el candidato más votado de manera individual en la provincia de Buenos Aires por sobre todos los demás aspirantes, aunque si la oposición suma a tres de los dirigentes que se postulan, ya la situación empieza a emparejarse. “Y si a eso se le suma las dudas de la referencia nacional, listo”, dicen quienes no entienden la tranquilidad con que se manejan en el entorno de Kicillof sobre la votación que se avecina.
¿Sergio Massa terminaría siendo el candidato?, le preguntó MDZ a un funcionario nacional que quiere que esto suceda. “Sí, y todos creen que debe pasar. Habrá que ver cómo sigue todo esto, pero no hay otro. Y lo bancan los pibes”, por La Cámpora. Optimista, no toma en cuenta las opiniones que dicen que Cristina Fernández de Kirchner es la que más mide en ese espacio frentetodista muy por encima del resto.
“Daniel Scioli ya empezó a caminar con autorización del presidente, que aún no bajó su candidatura. Y nadie cree que lo haga a la brevedad”, agregó ese secretario de Estado que también lo suma a Juan Grabois como precandidato por orden del papa Francisco. “Pero su figura no alcanza a los otros grupos de la Economía Popular y mucho menos al Movimiento Evita, que para los amigos de Grabois, pasó a llamarse “es guita”.
La mesa política que se juntó hace un mes, con Fernández, Kirchner, Wado De Pedro, Massa y Kicillof, entre otros, no solo no sacó nada en limpio, sino que tampoco pudieron armar ni una comisión para convencer a la vicepresidenta. Finalmente, Juan Domingo Perón, setenta años después, sigue teniendo razón para ese tipo de organizaciones, que terminan nunca resolviendo nada.
Fuente: Mdz